martes, 25 de septiembre de 2012

Reencuentro

La verdad es que no tenía pensado escribir esto hoy, pero creo que el café que me he tomado por la tarde estaba cargado de más y apenas tengo sueño. Así que voy a aprovechar para escribiros un poco antes de irme a dormir.

Siguiendo con estos libros delgados que estoy leyendo estos días para compatibilizar su lectura con los estudios, escogí uno llamado Reencuentro, escrito por Fred Uhlman. Tengo que reconocer que no lo leí antes porque no me fijé en que existía, ya que estaba colocado en medio de varios libros bastante más gruesos y porque además tampoco sabía de qué iba. Pero fue leer la contraportada y sentir que tenía que leerlo. 

El libro está ambientado en Alemania, en el año 1933, así que podéis imaginar todo lo que se avecinaba en la política de este país, con Hitler en el poder y el ambiente haciéndose cada vez más irrespirable para los judíos. Es en este preciso instante cuando se conocen dos chicos de unos dieciséis años, uno de muy buena familia y otro de ascendencia judía. Me diréis una vez que he contado esto que ya sabéis de qué va la novela y que es previsible. No os digo que no tenga aspectos muy previsibles, pero es que estamos ante una historia con gran parte de autobiografía. Quizá nos hayamos acostumbrado a creer que estas historias de relaciones entre un joven judío y otro joven de familia prestigiosa son tópicas, pero son un retrato fidedigno de la sociedad alemana del momento. Era muy fácil que se ambos estratos se mezclaran en, por ejemplo y  como ocurre en este caso, una escuela. Por eso hay tantas historias así, y realmente cuando sabemos que la mayor parte de lo escrito tiene trazas de realidad, no podemos desdeñar un libro como este.

Y no debemos tampoco porque va más allá de lo que podría esperarse. Se presentan situaciones cotidianas que son propias de dos amigos, como visitar cada uno la casa del otro, y en ellas se plasman las diferencias entre los mundos de ambos. Diferencias que, por otra parte, no se producen por deseo de estos jóvenes, casi niños; son los adultos los que las provocan y resquebrajan una amistad que de otro modo no se habría roto por diferencias políticas y religiosas, ya que ellos sí podían debatir sobre dichas ideas sin acabar con su amistad, intentado respetar cada uno la opinión del otro. 

Es molesto leer cómo una relación tan estrecha como la de los dos jóvenes protagonistas se ve truncada por la situación alemana del momento, aunque no lo es menos comprobar el maltrato al que el joven judío era sometido por sus compañeros de clase, por el mero hecho de tener tal origen. Y fijaos que digo origen y no religión, porque realmente él explica que tiene dudas sobre su religión y que no era precisamente alguien con una creencia religiosa muy firme, cosa que, aunque lo fuera, no tendrían justificación los demás para darle el trato que le profesaban. Vuelvo al detalle de la edad: dieciséis años. Os pido a todos que echéis la vista atrás y os situéis en los dieciséis, y me digáis con la mano en el corazón si a esa edad teníais muchos aspectos de vuestra vida totalmente claros. Yo, desde luego, no. 

Aun así, la amistad tiene una extraña prolongación en la novela, y se mantiene aunque sea de manera espiritual. También la casualidad juega un importante papel, puesto que el final viene dado por una. 

Y precisamente el final es una de las cosas que me ha gustado del libro, además de, claro, la época en la que se ambienta la historia. Cuando ya piensas que la obra va a terminar de una determinada manera, ahí está el final para darte un bofetón sorprendente y chocante. Como siempre, no voy a dar demasiados datos, pero me parece magistral y, si el final de la historia real es igual al literario, me parece un modo muy valiente de reivindicar una vieja amistad. 

En general, creo que es un libro que nos hace replantearnos ciertos momentos históricos, así como el presente, y que también nos hace pensar en hasta dónde puede llegar el ser humano, su estupidez y sus prejuicios. El libro se lee en unas horas, es muy barato y de verdad que deja un regusto de realidad que es difícil en encontrar en otras historias de este tipo. 

Tengo algún que otro libro pendiente de leer, pero ya sabéis que ahora estoy un poco más ocupada y que no puedo actualizar tanto como en vacaciones. Aun así seguiré por aquí con comentarios a algunas obras literarias y también a otro tipo de obras, como siempre, que además también tienen muy buena acogida y sirven para que el blog sea más ameno y no demasiado repetitivo. Nos leemos.

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