sábado, 19 de abril de 2014

Black Mirror (2ª temporada)

Hola a todos, ¿qué tal vuestra Semana Santa? Yo me he dedicado a aprovechar el buen tiempo que hemos tenido hasta hoy, así que no he visto ninguna película ni he leído ningún libro; de vez en cuando viene genial desconectar y dedicarse a pensar en uno mismo. Sin embargo, sí que he aprovechado un par de noches para ver la segunda temporada de una serie que os recomendé hace ya un tiempo: Black Mirror. Como la primera temporada me había gustado tanto, estos días he visto los tres capítulos que forman la segunda, dos seguidos y uno a la noche siguiente, porque ya se me hacía demasiado tarde y estoy intentando descansar y coger fuerzas para lo que queda de curso.

Algunos os estaréis haciendo la pregunta del millón: ¿Por qué dedicar una nueva entrada a una serie que ya contaba con un post aquí? La respuesta es que hacía tiempo que nada me sorprendía tantísimo, exceptuando por supuesto la reciente True Detective, de la que también os he hablado no hace mucho.

El principal motivo que hace de esta serie una serie única es que sus capítulos son independientes entre sí; estamos ante una serie, sí, pero sus episodios tan solo coinciden en formato y en que todos sus capítulos comparten ambientación en un hipotético futuro inmediato. En realidad, cada capítulo es como una película, aunque de menor duración, pero cuidada hasta el último detalle como si realmente se tratara de un largometraje. Y si los capítulos de la primera temporada me parecieron espectaculares, los de la segunda no se quedan atrás, e incluso mejoran a los de la primera temporada en algunos casos.

Los dos primeros capítulos, los que os decía antes que vi seguidos, me impactaron muchísimo. Además, no había leído nada sobre ellos y no sabía a qué me enfrentaba, así que el factor sorpresa fue clave. Por tanto, yo tampoco os diré a vosotros de qué van los capítulos, más allá de daros algunas pistas, que no serán ajenas a quienes hayáis visto la primera temporada de Black Mirror. Las ideas fundamentales son el uso y el abuso de la tecnología, de la actual y de una algo más avanzada, pero no tanto como para que no la podamos concebir como factible, y las relaciones humanas, muy influenciadas por esta tecnología. También hay en esta temporada una fuerte presencia de la muerte, sobre todo en el primer capítulo, y algo menos en el segundo, y de la política en el tercer y último capítulo. Por supuesto, sigue habiendo una fuerte crítica a la sociedad actual, que subyace en cada historia que se nos va planteando, algo que también contribuye a la singularidad de una serie que rompe moldes. Creo que con estas claves es suficiente como para poneros un pequeño cebo que os haga sentir interés por la serie, sin haberos estropeado nada.

Como ya os recomendé Black Mirror anteriormente, y como estoy de vacaciones y no me apetece mucho estrujarme la cabecita, acabaré aquí mi recomendación de hoy. Eso sí, tengo una gran noticia que me apetece compartir con todos vosotros, porque estoy segura de que los habituales del blog os alegraréis un montón: ¡hoy he comprado mi entrada para ver a mis Ilustres Ignorantes en A Coruña el 31 de mayo! No puedo estar más contenta, ya sabéis que es mi programa favorito y una de mis obsesiones. De hecho, parece que van a venir en otoño a Santiago también, y ahí espero poder estar si todo va bien. Ya os contaré qué tal están en esta gira, aunque yo creo que voy a disfrutar mucho y que me voy a reír tanto o más que viendo sus programas, que os sigo recomendando a todos. Un beso enorme y a seguir disfrutando de estos días que nos quedan por delante. Nos leemos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario